Que yo también se lo que no es poder dormir de felicidad, que parece que en cualquier momento el corazón se va a salir del pecho, se va a poner su mejor vestido, sus mejores zapatos, se va a pintar como una fulana y se va a ir a comerse la noche de Madrid. Pero también se lo que es no poder dormir de pura tristeza, que a veces, incluso, me a parecido oír a mi pobre corazón hacerse añicos un poco más. Que me dolía tanto el pecho que me hubiese gustado arrancármelo. Y así es la vida, hay que conocer la tristeza para saber apreciar la verdadera felicidad, hay que perderse para encontrarse, hay que perder para ganar, hay que caerse para saber que te puedes levantar, hay que tocar fondo para saber llegar arriba, hay que chocarse para parar un poco el ritmo, hay que llorar para sonreír, hay que sufrir para ver sueños hechos realidad. Y, creerme, es la mejor forma de vivir.